Los españoles y el Potosí



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Parte 1 : Llegada de los españoles y Potosí

¿Y para qué habían venido los españoles a esta región?

Por toda América, los españoles buscaban piedras preciosas y minas de oro y plata. “En el Perú habían tenido bastante suerte, pero después del primer reparto los que llegaron se vieron con las manos vacías y empezaron a buscar en otras partes. En el Noroeste argentino perdieron pronto las ilusiones; de piedras y metales valiosos, acá no había nada. Pero en 1545 y en Bolivia –entonces llamada Alto Perú–, se había descubierto una fabulosa mina de plata en el cerro del Potosí. Esta fortuna juntó a miles de personas: indios llevados a la fuerza a trabajar (...), comerciantes, capataces, funcionarios de la Corona española, sacerdotes que venían a dar misa para todos, constructores, técnicos y otros. Y ese gentío necesitaba comer, vestirse, alumbrar los socavones de las minas, animales para transportar el mineral y de todo un poco. Así que los españoles que estaban en el Noroeste vieron que su oportunidad estaba en producir cosas para los potosinos, aunque no pensaban cambiar tanto sus planes como para agacharse y trabajar la tierra: la riqueza que aquí se les ofrecía eran los indios, como mano de obra. Empezaron entonces a repartírselos en encomienda.

Roxana E. Boixados y Miguel A. Palermo, op. cit., pág. 39.

Algunos de los españoles que vinieron a América eran hijos de familias nobles pero sin dinero. Otros, la mayoría, habían sido artesanos, campesinos o gente sin ocupación fija. No tenían por lo tanto fortuna, pero sí muchos deseos de enriquecerse rápidamente. Casi todos eran muy aventureros.
En ese Nuevo Mundo, enorme y desconocido, los caballos dieron a los españoles una movilidad extraordinaria para enfrentar a soldados de a pie. Y también, inesperadamente, les dieron otra ayudita. Los caballos aterrorizaron a muchos pueblos indígenas. ¡Les parecían unos gigantes que les hacían la guerra por propia voluntad! ¡Creyeron que jinetes y caballos formaban un solo ser! Pronto, los indígenas salieron de su error y se esforzaron más en matar un caballo que a cuatro españoles
(Romano, R., 1972).

TAREA:
1.    ¿Cuándo y dónde se descubrió la mina de Potosí?
2.     ¿Qué tipo de material son el oro y la plata?
3.    ¿Cuál crees que era su valor? ¿Para qué servía?

Parte 2: el sistema de la mita

Para extraer el oro y la plata, los españoles usaron un sistema ya usado por los incas llamado mita. Pero lo aplicaron con diferencias…



Mita, sistema de trabajo por turnos, que durante la época incaica se llevaba a cabo en beneficio de las autoridades incas y durante el periodo colonial se hacía en beneficio del virreinato del Perú. El sistema de la mita (‘turno’, en lengua quechua) existente en el incanato movilizaba grandes cantidades de mano de obra en beneficio del Estado, con ella éste ejecutaba grandes obras públicas, tales como canales de irrigación, andenes y grandes construcciones como Machu Picchu o Sacsahuamán. El inca, por su autoridad, tenía derecho a pedir mano de obra a los ayllus y disponer de ella en las labores que se consideraran convenientes, a cambio devolvía estos servicios con fiestas y bienes que repartía en determinadas ocasiones. La mita inca no implicaba un sueldo, pero los mitayos eran mantenidos por el Estado mientras trabajaban para él y siempre el inca devolvía en servicios o bienes para todo el ayllu los esfuerzos de sus mitayos.

Durante la época de la existencia del virreinato del Perú, la mita adquirió otro sentido, pues los españoles intentaron ocupar el lugar del Estado pero sin que tuviera lugar el reparto de bienes ni las fiestas de la época inca, así como tampoco se asumió la manutención del mitayo. Bajo la lógica occidental española, los gobernantes coloniales devolvían los servicios de la mita con un sueldo, pero éste era muy bajo y no permitía el mantenimiento del mitayo, así los indígenas sentían que la mita se había transformado y les resultaba sumamente dolorosa. La mita fue utilizada, bajo el virreinato del Perú, desde la segunda mitad del siglo XVI, como una forma de garantizar mano de obra barata y fija para el desarrollo de diversas actividades, especialmente en la minería. Esta prestación era temporal, realizada por turnos y con el pago de un salario. Francisco de Toledo, virrey del Perú (1569-1581), fue el encargado en 1574 de poner en práctica esta fórmula, que obligó a la permanente movilización de miles de mitayos, acompañados en muchos casos por sus familias, que abandonaban así sus trabajos agrícolas y contribuían a la despoblación de grandes áreas. Existían diversos tipos de mita: agraria (en haciendas), urbana (para la construcción de los edificios de las ciudades), de tambo (en las posadas de los caminos), obrajera (en los talleres textiles), entre otras, pero la más importante era la minera, vinculada a la producción de plata y azogue.

La mita más conocida fue la relacionada con la explotación de las minas de Potosí (actualmente en Bolivia), donde se debían trasladar anualmente 13.500 indios, según los cálculos del propio virrey. Los turnos se establecieron por medio de periodos de trabajo de dos semanas, seguidos de una de descanso; la semana laboral iba de martes a sábado, dedicándose el domingo al descanso, y el lunes a la distribución del trabajo. Esta labor de organización la realizaron los curacas, que actuaban como funcionarios indígenas responsables de su cumplimiento. Con el paso de los años, los indios se negaban a asistir a la mita minera, en primer lugar por el riesgo del trabajo, en segundo por tener que abandonar sus tierras y finalmente por lo caro que les resultaba el traslado a Potosí, donde debido a lo ínfimo del salario debían buscar otros trabajos para poder sobrevivir. La Corona española dio una serie de leyes de protección del trabajo indígena, que establecían un periodo de siete años para cada prestación, entre otras medidas, pero fueron incumplidas de forma sistemática, hasta el punto de que a comienzos del siglo XVII estos turnos podían repetirse cada dos años. Por ello el ausentismo en la mita minera fue muy fuerte en el siglo XVII.

En 1800, Potosí tenía adjudicados 2.853 mitayos —165 suplían con dinero— procedentes de 16 provincias, con 139 pueblos. La abolición de la mita tuvo lugar en 1812, y fue llevada a cabo por las Cortes liberales españolas reunidas en Cádiz durante la guerra de la Independencia española.

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